La Vuelta de Martin Fierro Capitulo 7: Aquel bravo compañero En mis brazos espiró; Hombre que tanto sirvio, Varon que fue tan prudente, Por humano y por valiente En el desierto murió. Y yo, con mis propias manos, Yo mesmo lo sepulté; A Dios por su alma rogué De dolor el pecho lleno, Y humedeció aquel terreno El llanto que redamé. Cumplí con mi obligación; No hay falta de que me acuse, Ni deber de que se escuse, Aunque de dolor sucumba: Allá señala su tumba Una cruz que yo le puse. Andaba de toldo en toldo Y todo me fastidiaba; El pesar me dominaba, Y entregao al sentimiento Se me hacía cada momento Oir a Cruz que me llamaba. Cual más, cual menos, los criollos Saben lo que es amargura; En mi triste desventura No encontraba otro consuelo Que ir a tirarme en el suelo, Al lao de su sepultura. Allí pasaba las horas Sin haber naides conmigo Teniendo a Dios por testigo, Y mis pensamientos fijos En mi mujer y mis hijos, En mi pago y en mi amigo. Privado de tantos bienes Y perdido en tierra ajena, Parece que se encadena El tiempo y que no pasara, Como si el sol se parara A contemplar tanta pena. Sin saber qué hacer de mí Y entregao a mi aflición, Estando allí una ocasión, Del lao que venía el viento Oi unos tristes lamentos Que llamaron mi atención. No son raros los quejidos En los toldos del salvaje, Pues aquél es vandalaje Donde no se arregla nada Sino a lanza y puñalada, A bolazos y coraje. No preciso juramento, Deben creerle a Martín Fierro; He visto en este destierro A un salvaje que se irrita, Degollar a una chinita Y tirarsela a los perros. He presenciado martirios, He visto muchas crueldades, Crímenes y atrocidades Que el cristiano no imagina, Pues ni el indio ni la china Sabe lo que son piedades. Quise curiosiar los llantos Que llegaban hasta mí; Al punto me dirigí Al lugar de ande venían: !Me horroriza todavía El cuadro que descubrí!. Era una infeliz mujer Que estaba de sangre llena, Y como una madalena Lloraba con toda gana; Conocí que era cristiana Y esto me dió mayor pena. Cauteloso me acerqué A un indio que estaba al lao, Porque el pampa es desconfiao Siempre de todo cristiano, Y vi que tenía en la mano El rebenque ensangrentao.
domingo, 3 de febrero de 2013
La Vuelta de Martin Fierro Capitulo 7:
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