domingo, 3 de febrero de 2013

El Gaucho Martin Fierro Capitulo 11:


El Gaucho Martin Fierro
Capitulo 11:
    A otros les brotan las coplas
    como agua de manantial;
    pues a mí me pasa igual;
    aunque las mías nada valen,
    de la boca se me salen
    como ovejas de corral.

    Que en puertiando la primera,
    ya la siguen los demás,
    y en montones las de atrás
    contra los palos se estrellan,
    y saltan y se atropellan
    sin que se corten jamás.

    Y anunque yo por mi inorancia
    con gran trabajo me esplico,
    cuando llego a abrir el pico,
    tengaló por cosa cierta,
    sale un verso y en la puerta
    ya asoma el otro el hocico.

    Y empresteme su atención;
    me oirá relatar las penas
    de que traigo la alma llena;
    porque en toda circustancia,
    paga el gaucho su inorancia
    con la sangre de sus venas.

    Despues de aquella desgracia
    me refugié en los pajales;
    anduve entre los cardales
    como bicho sin guarida;
    pero, amigo, es esa vida
    como vida de animales.

    Y son tantas las miserias
    en que me he salido ver,
    que con tanto padecer
    y sufrir tanta aflición,
    malicio que he de tener
    un callo en el corazón.

    Ansí andaba como guacho
    cuando pasa el temporal;
    supe una vez por mi mal
    de una milonga que había,
    y ya pa la pulpería
    enderece mi bagual.

    Era la casa del baile
    un rancho de mala muerte,
    y se enllenó de tal suerte
    que andabamos a empujones:
    nunca faltan encontrones
    cuando un pobre se divierte.

    Yo tenía unas medias botas
    con tamaños verdugones;
    me pusieron los talones
    con crestas como gallos:
    si viera mis afliciones
    pensando yo que eran callos!

    Con gato y con fandanguillo
    había empezado el changango,
    y para ver el fandango
    me colé haciendomé bola,
    mas metió el diablo la cola,
    y todo se volvió pango.

    Había sido el guitarrero
    un gaucho duro de boca:
    yo tengo paciencia poca
    pa aguantar cuando no debo;
    a ninguno me le atrevo,
    pero me halla el que me toca.

    A bailar un pericón
    con una moza salí,
    y cuanto me vido allí
    sin duda me conoció;
    y estas coplitas cantó
    como por rairse de mí:

    -Las mujeres son todas
    como las mulas;
    yo no digo que todas,
    pero hay algunas
    que a las aves que vuelan
    les sacan plumas.

    -Hay gauchos que presumen
    de tener damas;
    no digo que presumen,
    pero se alaban,
    y a lo mejor los dejan
    tocando tablas.

    Se secretiaron las hembras,
    y yo ya me encocoré;
    volié la anca y le grité:
    -!Dejá de cantar... chicharra!-
    y de un tajo a la guitarra
    tuitas las cuerdas corté.

    Al punto salió de adentro
    un gringo con un jusil;
    pero nunca he sido vil,
    poco el peligro me espanta;
    yo me refalé la manta
    y la eché sobre el candil.

    Gané en seguida la puerta
    gritando:-!Nadies me ataje!-
    y alborotado el hembraje,
    lo que todo quedo escuro,
    empezo a verse en apuro
    mesturao con el gauchaje.

    El primero que salió
    fué el cantor, y se me vino;
    pero yo no pierdo el tino
    aunque haiga tomao un trago,
    y hay algunos por mi pago
    que me tienen por ladino.

    No ha de haber achocao otro:
    le salió cara la broma;
    a su amigo cuando toma
    se le despeja el sentido,
    y el pobrecito habia sido
    como carne de paloma.

    Para prestar un socorro
    las mujeres no son lerdas:
    antes que la sangre pierda
    lo arrimaron a unas pipas;
    Ahi lo dejé con las tripas
    como pa que hiciera cuerdas.

    Monté y me largé a los campos
    mas libre que el pensamiento,
    como las nubes al viento
    a vivir sin paradero,
    que no tiene el que es matrero
    nido, ni rancho, ni asiento.

    No hay juerza contra el destino
    que le ha señalao el Cielo,
    y aunque no tenga consuelo,
    !aguante el que está en trabajo!
    !nadies se rasca pa abajo,
    ni se lonjea contra el pelo!

    Con el gaucho desgraciao
    no hay uno que no se entone
    !la menor falta lo espone
    a andar con los avestruces
    faltan otros con más luces
    y siempre hay quien los perdone.

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