La Vuelta de Martin Fierro Capitulo 5: Aquel desierto se agita Cuando la invasion regresa; Llevan miles de cabezas De vacuno y yeguarizo; Pa no afligirse es preciso Tener bastante firmeza. Aquello es un hervidero De pampas -un celemín-. Cuando riunen el botín Juntando toda la hacienda, Es cantidá tan tremenda Que no alcanza a verse el fin. Vuelven las chinas cargadas Con las prendas en montón; Aflige esa destrucción: Acomodaos en cargueros Llevan negocios enteros Que han saquiao en la invasión. Su pretensión es robar, No quedar en el pantano; Viene a tierra de cristianos Como juria del infierno; No se llevan al Gobierno Poerque no lo hallan a mano. Vuelven locos de contento Cuando han venido a la fija; Antes que ninguno elija Empiezan con todo empeño, Como dijo un santiagueño, A hacerse la repartija. Se reparten el botín Con igualdad, sin malicia; No muestra el indio codicia, Ninguna falta comete: Solo en eso se somete A una regla de justicia. Y cada cual con lo suyo A sus toldos enderieza; Luego la matanza empieza Tan sin razon ni motivo, Que no queda animal vivo De esos miles de cabezas. Y satisfecho el salvaje De que su oficio ha cumplido, Lo pasa por ahi tendido Volviendo a su haraganiar, Y entra la china a cueriar Con un afán desmedido. A veces a tierra adentro Algunas puntas se llevan; Pero hay pocos que se atrevan A hacer esas incursiones, Porque otros indios ladrones Les suelen pelar la breva. Pero pienso que los pampas Deben de ser los mas rudos; Aunque andan medio desnudos Ni su conveniencia entienden: Por una vaca que venden Quinientas matan al ñudo. Estas cosas y otras piores Las he visto muchos años; Pero si yo no me engaño Concluyó ese vandalaje, Y esos bárbaros salvajes No podran hacer mas daño. Las tribus están deshechas; Los caciques más altivos Estan muertos o cautivos, Privaos de toda esperanza, Y de la chusma y de la lanza, Ya muy pocos quedan vivos. Son salvajes por completo Hasta pa su diversión, Pues hacen una junción Que naides se la imagina; Recien le toca a la china El hacer su papelón. Cuando el hombre es mas salvaje Trata pior a la mujer: Yo no sé que pueda haber Sin ella dicha ni goce. !Feliz el que la conoce Y logra hacerse querer! Todo el que entiende la vida Busca a su lao los placeres; Justo es que las considere El hombre de corazón; Sólo los cobardes son Valientes con sus mujeres. Pa servir a un desgraciao Pronta la mujer está; Cuando en su camino va No hay peligro que le asuste; Ni hay una a quien no le guste Una obra de caridá. No se allará una mujer A la que esto no le cuadre; Yo alabo al Eterno Padre, No porque las hizo bellas, Sino porque a todas ellas Les dió corazón de madre. Es piadosa y diligente Y sufrida en los trabajos; Tal vez su valor rebajo Aunque la estimo bastante; Mas los indios inorantes La trata al estropajo. Echan la alma trabajando Bajo el mas duro rigor; El marido es su señor, Como tirano la manda, Porque el indio no se ablanda Ni siquiera en el amor. No tiene cariño a naides Ni sabe lo que es amar. ?Ni que se puede esperar De aquellos pechos de bronce? Yo los conocí al llegar Y los calé dende entonces. Mientras tiene qué comer Permanece sosegao; Yo que en sus toldos he estao Y sus costumbres oservo, Digo que es como aquel cuervo Que no volvio del mandao. Es para él como un juguete Escupir un crucifijo; Pienso que Dios los maldijo Y ansina al ñudo desato: El indio, el cerdo y el gato Redaman sangre del hijo. Mas ya con cuentos de pampas No ocuparé su atención; Debo pedirles perdón, Pues sin querer me distraje; Por hablar de esos salvajees Me olvidé de la junción. .......................... Hacen un cerco de lanzas, Los indios quedan ajuera; Dentra la china ligera Como yeguada en la trilla, Y empieza allí la cuadrilla A dar güeltas en la era. A un lao están los caciques, Capitanejos y el trompa Tocando con toda pompa Como un toque de fajina; Adentro muere la china, Sin que aquel circulo rompa. Muchas veces se les oyen A las pobres los quejidos; Mas son lamentos perdidos: Al rededor del cercao, En el suelo están mamaos Los indios dando alaridos. Su canto es una palabra Y de ahi no salen jamás; llevan todas el compás "Ioká-ioká" repitiendo; Me parece estarlas viendo Mas fieras que Satanás. Al trote dentro del cerco, Sudando, hambrientas, juriosas, Desgreñadas y rotosas, De sol a sol se lo llevan: Bailan aunque truene o llueva, Cantando la mesma cosa.
domingo, 3 de febrero de 2013
La Vuelta de Martin Fierro Capitulo 5:
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